martes, 15 de enero de 2013

El abogado Fernando Prendes es uno de los socios fundadores de esta asociación y fue secretario en la anterior junta ejecutiva,  por lo tanto conoce bien el asunto y la trayectoria del Centro Niemeyer. Este artículo que que publicó el pasado 11 de diciembre del 2012 en LNE es además de certero e irónico bastante ilustrativo del fenómeno que experimentaron las autoridades de Avilés y los gestores del Centro Niemeyer, dicho fenómeno se conoce como el síndrome del Retablo de las Maravillas. A continuación el texto de Fernando.
Hasta hace unos meses podíamos ver dentro de la parrilla de TV una serie del genial grupo de humoristas de «Muchachada Nui» acerca de todo lo que sucede alrededor de lo que se ha venido en llamar «Arte Moderno». Mecenas que no se enteran de una, artistas inventados, gastos sobredimensionados... Hasta había un director que era de Albacete, pero que se había puesto un apellido inglés (Jaime Walterse creo) y que desde entonces era tenido por una eminencia, gracias a sus conocimientos (obvia decir que ficticios) y su teórica «amistad» con los grandes artistas. Sólo faltaba en la serie un secretario como el señor Rebollo (con personajes así y con esas declaraciones que hace no me extraña que los abogados tengamos mala fama, a pesar de que este haya hecho el peor negocio de su vida...) y ya tendríamos un plantel completo. Resulta triste que esta serie no la echen en TV, porque ahora en Avilés causaría furor, con todas sus tramas y personajes perfectamente vigentes. Sí tiene razón el señor Rebollo en una cosa: «...se juntó la fame coles ganes de comer». Un grupo de jetas profesionales que vendían «humo moderno» a precio de oro, y con un patronato que con tal de oír sus nombres en el Telediario y tener sitio reservado, tragaban lo que fuese (ahora siguen oyendo sus nombres, pero por pringaos). Mientras tanto, toda la ciudad «deslumbrada por los focos» y los pocos que habíamos visto las orejas al lobo (bastaba simplemente ver la programación de cualquier centro de arte serio) con miedo o sin valor para decir lo que pensábamos; aunque por otro lado, nadie nos hubiese hecho caso. Esta picaresca con el mundo del arte es ya muy vieja y se basa en el «conmigo o contra mí» (recordemos el cuento del vestido mágico del rey). Y aún así sigue dando sus réditos (que se lo pregunten sino a la Alcaldesa de Madrid). Estos genio de la picaresca recogen ganancias y se van a otro sitio como pasó en Mr. Marshall. Mientras tanto, los pringaos aquí se quedan con caras de circunstancias y un edificio en ruinas, «irónicamente» hablando (ya sólo faltarían los defectos constructivos). A partir de ahora, sólo pido que para intentar devolver un poco de vida cultural al centro, déjense asesorar por gente con un poco de criterio y busquen un punto medio entre lo que unos tanto atacaron y otros tan puerilmente defendieron. En el medio suele estar la virtud. Post data. Recomiendo encarecidamente a todos para próximos proyectos, pero especialmente a los miembros del patronato, que se vean varios episodios de «Museo Coconut» y a poder ser alguno de «Los Simpson», con especial atención al del «Mono-Raíl». Les evitarán futuros problemas. Fernando Prendes