Ayer asistí al ensayo general de Adulterios de Woody Allen, en el teatro Palacio Valdés. Del autor, qué decir, que me reí mucho con sus diálogo delirantes. Jugó con sus tópicos preferidos, las relaciones de pareja, el psiconálisis y por supuesto el sexo. Es una comedia muy divertida, con un ritmo frenético que va in crescendo hasta el final que es apoteósico. La maestría de Verónica Forque atempera a unos actores que están muy bien en sus papeles. Ellas, María Barranco y Diaz Arroca, muy divertidas neurótic, como no podía ser de otra manera en una obra del genial newyorker. Ellos, los hombres, Fermí Herrero y Fernando Acaso, estupendos en sus papeles, uno de cornudo sumiso y el otro de seductor compulsivo y la debutante, que fue Paloma Bloyd, hizo una estupida niña rica desequilibrada muy creible y jocosa. Estoy seguro que Adulterios cosechará muchos éxitos en su gira nacional.
Por último quiero volver a insistir en que no olvidemos que Pilar Murillo fue la persona que tuvo el empuje, el coraje y la visión para poner esta obra en Avilés. No lo olvidemos porque Pilar es de Avilés y pertenece a ese siempre ninguneado talento local, que a veces brilla más que el importado.
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