jueves, 27 de octubre de 2011

UNA INTERPRETACIÓN DE LA OBRA DE LUIS FEITO



Es dificilísimo explicar en un breve texto la evolución y el valor de la obra de un artista tan vivo, con casi sesenta años de trayectoria personal y de evolución artística. Sin embargo no me parece exagerado afirmar que lo que siempre ha pretendido Feito es expresarse y que, además, no ha podido ni querido evitarlo. Pinta porque es así y porque debe ser así, sin guías ni artificios; por supuesto después de haber conocido las vanguardias en París y de haber “superado” un período figurativo, otro de experimentación cubista y de formar parte del grupo El Paso. De todo esto queda en él alguna huella de la pintura matérica, del automatismo gestual, de influencias de la pintura oriental, del informalismo o del expresionismo abstracto, lo que lo sitúa entre los más grandes creadores de la vanguardia española.

Como buen artista sabe que no puede evitar hacer lo que hace, que es rendirse a la pintura. Feito intenta controlar y organizar el caos y, afortunadamente, no lo consigue, lo que le permite continuar su búsqueda. Persigue cuadricular el desorden, encajar la entropía entre cuadrados, armonizar lo apolíneo y lo dionisíaco, medir la desorganización del mundo, hallar el punto central del desequilibrio y distribuir al azar el orden más geométrico.

Son siempre interesantes todos sus esfuerzos para delimitar lo que se puede pintar después de la figuración; aunque tal vez sea necesario insistir en que abandonar el realismo figurativo no es obligatorio ni necesario para ser un artista moderno o contemporáneo. En cualquier caso, cuando la función del pintor ya no es copiar la naturaleza, cuando todo el mundo puede fotografiar en un instante cualquier rincón del mundo, parece que la tarea de un artista no puede reducirse a imitar un fragmento de la realidad.

Cada vez más libre y menos encorsetado, Feito se permite el lujo de pintar como quiere, con toda la espontaneidad y sin premeditación. Cada día está más cerca de expresar un mundo que es más caótico que ordenado, más inquietante que sereno, más vivo y cambiante que estable y permanente.

Faustino López,

Doctor en Filosofía

Socio de ACCION.

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