viernes, 16 de noviembre de 2007

Un centenario Niemeyer firmará el proyecto estrella del Fórum de las Culturas, Valparaíso 2010

La ciudad chilena de Valparaíso será designada con toda probabilidad la sede de la tercera edición del Fórum Universal de las Culturas, el acontecimiento que no consiguió cumplir expectativas en la edición inaugural en Barcelona en 2004, que corrigió el tiro en 2007 en la cita de Monterrey (México) y que tiene asegurada su continuidad en 2010 y, mas allá, en 2013. Si bien la ambición y grandilocuencia con que el Fórum nació en 2004 han pasado a mejor vida -la apuesta ahora es por un evento de formato medio, sin pretender el impacto «universal» que ansiaba Barcelona-, la viabilidad del evento se constata en la exitosa edición de Monterrey -que doblará el millón y medio de visitantes previstos al cierre del evento, el 8 de diciembre-, y en el amplio número de ciudades que ya han presentado candidatura para las sucesivas ediciones.

El proyecto de Valparaíso para dentro de tres años -la periodicidad del Fórum es trianual- lleva asociado un ambicioso plan de reforma urbanística de su zona portuaria -una de las condiciones para ser ciudad sede-, y cuenta con una perla arquitectónica como en su momento tuvo Barcelona con el triángulo de Herzog y De Meuron. Se trata del proyecto que Óscar Niemeyer -el padre de Brasilia- cedió a Valparaíso para construir un centro cultural en el terreno que ocupa la antigua cárcel de la ciudad chilena. A punto de cumplir los 100 años el próximo 15 de diciembre, el proyecto de Niemeyer es, por así decirlo, cien por cien Niemeyer, una monumentalidad que recuerda a sus proyectos más emblemáticos y que ocuparía parte de los 19.000 metros cuadrados de solar en los que se asienta la cárcel abandonada, ubicada sobre uno de los 42 cerros que definen la peculiar orografía de Valparaíso.

Volúmenes en forma de ovni

El proyecto contempla la construcción de tres grandes volúmenes de hormigón en forma de ovni -muy del estilo del arquitecto brasileño- unidos por una pasarela y con una rampa de acceso suspendida sobre una lámina de agua. Niemeyer, que curiosamente nunca ha estado en la ciudad chilena y cuenta con la ayuda de un colaborador para llevar adelante el proyecto, propone conservar el polvorín y las galerías del presidio, símbolo de la represión durante la dictadura pinochetista.

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